CULTURA

Fue coautor de El Eternauta y sueña con volver a la Argentina

Enrique Breccia, maestro del cómic argentino, ha dejado huella en el país y en el exterior trabajando para Marvel y DC. Exiliado en Roma por falta de oportunidades en Argentina, reflexiona sobre su amor al país, su experiencia como voluntario en Malvinas y su mirada crítica hacia la política actual, mientras anhela volver a sus raíces.

10/11/2024

Por Seba Ramallo

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Enrique Breccia es uno de los artistas y dibujantes más destacados, referente de la historia del cómic argentino. Realizó El Eternauta desde 1969 y después no tuvo más trabajo en nuestro país. Relató historias con contenido histórico y político y en el exterior además trabajó para Marvel y DC Comics creando versiones de Wolverine (de los X-Men) y también de Batman. Habló de sus inicios, del concepto del trabajo, del rechazo a dibujar, de la indiferencia de su padre y de su pasión por el paisaje y las tareas en el campo argentino. El amor por la patria lo llevó como voluntario para ir a pelear a la Guerra de Malvinas, donde recibió un duro entrenamiento y aunque no llegó a entrar en combate, continuó hasta un mes y medio después de que los traidores presentaran la rendición. Contó detalles, apuntó cañones y con una fina mirada política dijo que ve a Cristina como “la sepulturera del Peronismo”

Tras varias décadas de carrera, uno de los creadores de El Eternauta, confesó que terminó viviendo en Roma desde hace 12 años porque “no tenía laburo en Argentina y no había manera de conseguirlo desde el ‘87”, por lo que se instaló en el exterior “sin más remedio”. Según dijo también todos los días piensa en volver “si Dios me da un poco más de soga”, a tener su ranchito en Mar del Sur y terminar ahí sus días. “Amo entrañablemente a la Argentina y soy un patriota pero en la dirigencia política se ve una carencia atroz de verdadero amor a la patria”

En diálogo con Soberanía y Debate por la señal Lumpen TV, el gran dibujante argentino marcó la cancha de entrada: “No soy un intelectual ni un pensador… soy un laburante. No tengo estudios académicos de ningún tipo. No empecé a laburar dibujando, hice un montón de laburos desde los 14 años. Empecé estibando cajones de cervezas en el supermercado Casa Tía y de noche laburaba en una panchera en la Estación de Haedo, desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana. Al mismo tiempo encababa cuchillos” y manifestó ser muy hábil con las manos. “Leonardo Da Vinci decía que la obra viene de la cabeza, pasa por el alma y sale por las manos. Ahí es cuando se concreta”

Enrique estableció una diferencia entre profesión y vocación. “Hay una tendencia a que ‘si no hacés, no sos’. En cambio, yo me gano los garbanzos con el dibujo, pero no es mi vocación; es mi profesión. Mi vocación no tiene nada que ver con eso, lo mío son las tareas vinculadas al campo. El trabajo en la madera… soy un buen carpintero, soy un soguero discreto. He laburado muchos años de eso sin tener que dibujar por suerte, y estoy muy contento de no haberlo tenido que hacer”.

La primera historieta que publicó fue su parte en La Vida del Che, “un trabajo encargado para ser publicado tres meses después de que lo ejecutaran en Bolivia. De que Fidel Castro lo entregara a la CIA, y la CIA se encargara de ejecutarlo” disparó el artista y militante político, ex integrante de Tacuara y del Comando de Organización. “Fue la primera historieta del Che Guevara, que se sigue publicando como una de esas historietas que llaman ‘de culto’ pero que yo no entiendo… El trabajo se tuvo que hacer a los pedos porque el editor Jorge Ávarez quería sacarlo tras la muerte del Che. Hubo que laburar frenéticamente, hacíamos una hoja por día…”

Tras ello publicaron en Italia La Guerra del Desierto en 1973, un trabajo sobre las campañas del Ejército Nacional en la Patagonia, material que según dijo “en Argentina no me dieron lugar porque decían que ‘no interesaba’”

Entre los trabajos del gran dibujante argentino aparece nada menos que El Eternauta, una de las joyas del cómic hispanoamericano. “Yo fui el autor de la mitad del Eternauta. Lo firmó mi viejo pero yo hice la mitad completa… lápiz, todo. La mitad del Eternauta es mía. Fue la versión del 69 que salió en la revista Gente, que es a mi juicio muy inferior a la primera, a la de Sonado López. Que siendo un dibujante podríamos decir, con todo respeto y cariño lo digo ‘un dibujante básico’, o sea no era un ‘gran dibujante’, tenía un don para dotar de mucho clima y de mucha atmósfera a lo que hacía, le daba mucha autenticidad; cosa que no logramos con mi viejo en El Eternauta de la revista Gente”

Respecto a esta obra agregó: “A mí no me entusiasma demasiado, debo decirlo. Después fue apropiada por una facción política, se cayó en el ridículo de meter adentro de la escafandra de Juan Salvo la cara de Néstor Kirchner, con todas esas pavadas que se hicieron... Después de la primera versión, la original que salió en la revista Hora Cero, que fue la mejor a mi juicio, cuando se hizo la versión de la revista Gente en el 69, Héctor ya le metió mucho más ideología, y no sé; para mí no es un laburo logrado, yo no estoy conforme con esa versión”.

En relación a la influencia que pudo haber recibido de su padre Alberto Breccia, indicó que su obra no tiene ninguna relación: “Dibujé siempre de pibe. Con mi viejo había una relación distante en el sentido profesional. A él no le interesaba mirar mis dibujos. Yo no aprendí completamente nada con él”. Pero la principal lección que reconoció haber recibido de su padre es el trabajo duro. “Era metódico, y eso me quedó y se lo agradezco naturalmente. Pero respecto al dibujo, nada. Y está a las claras porque tenemos estilos completamente distintos”.

Acerca de la política nacional y la actualidad en Argentina, Breccia proyectó que “el peronismo va a tener que recorrer un largo desierto, larguísimo. Y con lo que está ocurriendo últimamente, que a mí me parece una locura absoluta, total, esta postulación de Cristina; arrogándose la representación del peronismo queriendo presidir el PJ... Cristina es la ‘mariscala’ de la derrota, no jodamos. Esto es así. Cristina, de seis elecciones, perdió cinco. Y la única que ganó fue la del 2019, para entronizar al peor presidente de la historia argentina. Entonces, esta mujer, que es la artífice de la derrota del peronismo, ‘la mariscala de la derrota’; como se le dice en el peronismo, olvida lo que decía Perón, que ‘un conductor es un constructor de éxitos’. Todo lo contrario a Cristina, que es una fabricante serial de derrotas”

En esta línea, también dijo que “así como Milei se arroga de ser un topo dentro del Estado para destruirlo, Cristina hace lo mismo. Cristina es una infiltrada dentro del peronismo para destruir todo, todo lo poco que queda. No va a quedar nada... El peronismo quedó reducido, fue un partido o un movimiento de mayoría y quedó reducido a la tercera sección electoral. Este operativo clamor para que Cristina sea presidenta del PJ es porque ella quiere blindarse para mandar en cana al peronismo. Y de paso destruir los pilares fundantes del peronismo, de la doctrina, de todo… Lo va a terminar de enterrar, o sea, Cristina no solamente es la mariscala de la derrota, sino que va a ser la sepulturera del peronismo”.

El artista contó también detalles de cuando se alistó como voluntario para ir a combatir a las Islas Malvinas contra los ingleses en 1982 donde recibió un intenso y completo entrenamiento militar. A pesar de estar motivado por un fuerte sentido de patriotismo y el deseo de servir al país, se sintió frustrado cuando las islas fueron rendidas antes de que pudiera participar.

“Yo me alisté junto con 4 compañeros, 4 días después de la recuperación de las Islas. Teníamos contactos con algunos militares, por eso pudimos entrar, y entramos directamente a la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo. De inmediato nos pusieron en una Unidad Comando, recibimos un intensísimo entrenamiento militar, muy intenso, muy completo. La unidad comando estaba compuesta por 60 hombres, dirigidas por un capitán, cuyo nombre no voy a decir, pero estaba compuesta por suboficiales y nosotros 4 que éramos civiles incorporados, los 4 que teníamos una experiencia previa en el manejo de armas. Hicimos de todo, tiro nocturno, sabotaje, lanzamiento de granada, muerte silenciosa, uso de cuchillo… ahí yo tenía alguna ventaja porque soy un buen visteador también. Lo he sido siempre, entonces visteaba en el campo y eso me sirvió…” contó Breccia. “Y cuando ya teníamos fecha de salida para nuestra unidad para Río Gallegos, previo paso a Malvinas, creo que para el 26 de junio, bueno Menéndez rindió las islas antes. Pero el capitán dijo, ‘bueno las rindió Menéndez, pero nosotros no nos rendimos’, así que seguimos el entrenamiento, un tiempo más en la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo. Vivíamos adentro de la escuela. Teníamos 5 días de entrenamiento y sábado y domingo orden cerrado, y después nos trasladamos, quedamos solos, del grupo de 4 quedamos solamente 2, y con parte de la unidad comando terminamos el entrenamiento que duró un mes y pico más, en Puente del Inca, en Mendoza”

“Mi patriotismo no es retórico, yo ahí vi la oportunidad de realmente servir a la patria, yo estaba dispuesto y sigo estándolo, a dar mi vida por la patria, en cualquier momento. Y cuando nuestro capitán nos comunicó que Menéndez había rendido las islas, yo sentí una frustración como no he vuelto a sentir en mi vida. Mi mayor deseo era servir a la patria con las armas en la mano”.

Antes de finalizar, reflexionó sobre los malestares de los tiempos actuales. “Estoy muy incómodo en esta época postmoderna, relativista, y totalmente privada del sentido de trascendencia que estamos viviendo. Yo estoy convencido que Occidente se está suicidando, pero Chesterton tiene una frase extraordinaria, que dice que ‘a cada época la salva un pequeño grupo de hombres de coraje, de hombres que tienen el coraje de ser inactuales’, y eso es extraordinario. Y agrega ‘Dios nos ayuda a ser parte de ese pequeño grupo de hombres’, y yo creo que esto también aplica a nuestra patria en estos momentos bravos que está pasando. Seamos capaces de recuperar el sentido heroico de la existencia, que alguna vez tuvimos y que estos últimos 20 años sobre todo hemos perdido, o nos han hecho perder”.

Con el corazón en la mano y la mano en el corazón, soltó: “Amo a la Argentina como amo a mi familia, a mis hijos, es un amor entrañable que me trasciende. ‘Extrañar’ me queda chico, vivo pensando en la Argentina. Vivo en Roma que no es poca cosa, pero sin embargo extraño mi llanura, los caballos y la vida que hacía allá. Tengo pensado volver” y dijo también que uno de sus deseos es tener un ranchito en el campo, en la zona de Mar del Sur.

A lo largo de su carrera, Enrique Breccia ha trabajado en diversas editoriales y revistas, colaborando con guionistas de renombre, como Héctor Germán Oesterheld y Carlos Trillo. Su estilo se distingue por un uso expresivo y dinámico de la línea, a menudo creando composiciones de gran impacto visual que enriquecen la narrativa. En obras como El Eternauta (junto a Oesterheld), Cicatrices (con Trillo) y El hombre que dibujaba monstruos, Breccia ha logrado dejar una huella indeleble en la historia del cómic argentino e internacional. En EEUU trabajó en DC Comics y Marvel a comienzos del año 2000.

La obra de Enrique Breccia se caracteriza por su profundidad emocional y su capacidad para transmitir emociones a través de la ilustración, desafiando los límites del formato y elevando el prestigio del Género Cómic como un espacio productivo del arte narrativo y visual.