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Sobre la conducción política

Para Juan D. Perón, la conducción política es una tarea fundamental del liderazgo dentro del Movimiento Nacional.

16/10/2024

Por Luis Gotte

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Para Juan D. Perón, la conducción política es una tarea fundamental del liderazgo dentro del Movimiento Nacional. En su concepción, "conducir" no significaba imponer la voluntad de un dirigente sobre los demás, ni anular la capacidad de pensamiento y acción de los compañeros. Al contrario, conducir en el peronismo implicaba comprender profundamente a las personas que forman parte del movimiento, identificar sus fortalezas y debilidades, y ayudar a potenciar sus capacidades y talentos.

Perón consideraba que la conducción política efectiva era un acto de "armonización y coordinación" de voluntades, donde el conductor debe estar en sintonía con las necesidades, inquietudes y aspiraciones del pueblo y de los compañeros de lucha. La conducción debe ser una guía estratégica, pero basada en la escucha activa, el diálogo y la integración de las diversas visiones que existen dentro del movimiento. 

En este sentido, la conducción política tiene como objetivo construir un proceso colectivo en el cual cada compañero o compañera pueda desarrollarse, participar y aportar desde su lugar. No se trataba de aplastar las diferencias internas o de imponer una única forma de pensar, sino de encontrar el modo en que esas diferencias enriquecieran al conjunto y se orientaran hacia los grandes objetivos del peronismo: justicia social, independencia económica, soberanía política y cultura nacional.

Perón señalaba que la verdadera conducción radica en complementar las capacidades del otro. Esto significa que el líder o conductor no debe erigirse como una figura autoritaria que dicta el camino, sino como alguien que entiende las limitaciones y potencialidades de cada compañero, y desde ahí, trabaja para fortalecer al grupo, favoreciendo la unidad y la eficacia en la acción política.

Así, el peronismo es conducción porque articula, organiza y moviliza a la diversidad de sectores que lo componen hacia un proyecto común sin anular las particularidades, sino aprovechándolas en función de una causa mayor. El liderazgo peronista, entonces, se basa en la convicción y la persuasión, más que en la imposición, y en la unidad en la diversidad, como un medio para lograr un objetivo colectivo que beneficie a la totalidad del pueblo.

Luis Gotte 
La trinchera bonaerense