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GRAN BRETAÑA, ¿nueva aliada de nuestros pueblos?

“Ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia, esta vez, de estados unidos” José Martí

06/11/2024

Por Luis Gotte

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La influencia de figuras como Elon Musk y de las grandes corporaciones tecnológicas en el nuevo gobierno de Donald Trump inaugura una etapa de intervención estadounidense en Sudamérica, donde intereses económicos y políticos se entrelazan cada vez más. La expansión de estas empresas, que buscan recursos estratégicos como el litio y las tierras raras, coloca a nuestros países en una posición de vulnerabilidad ante decisiones empresariales que priorizan beneficios externos. Musk, por ejemplo, ha mostrado un marcado interés en el “triángulo del litio” (Argentina, Bolivia y Chile), zona clave para su empresa Tesla y otras compañías tecnológicas. No sorprende entonces su controvertida afirmación en X: “Golpearemos a quien queramos,” interpretada por muchos como una disposición a intervenir en otras naciones para asegurar el acceso a estos recursos.

En este contexto, surge la posibilidad, aunque inesperada, de una alianza con potencias occidentales como el Reino Unido, que, aunque histórico rival en Sudamérica, podría ver en la situación una oportunidad para mantener su influencia en la región. De hecho, los británicos podrían llegar a considerar a Sudamérica como un espacio estratégico para contrarrestar el avance de Estados Unidos y sus grandes corporaciones. Aunque paradójico, una alianza así podría emular otros casos de “juego de tronos” en geopolítica, donde las potencias se alinean temporalmente para equilibrar una influencia dominante. Japón y Estados Unidos, que en otro tiempo fueron enemigos, son un claro ejemplo de cómo tales alianzas pueden reformarse por conveniencia.

El dilema es evidente: ¿podrían los países sudamericanos aprovechar este contexto para afirmar su soberanía y, quizás, negociar en mejores términos? Consolidar una posición unida, enmarcada en acuerdos como los de UNASUR o MERCOSUR, permitiría reducir la dependencia de intereses externos. Sin embargo, las realidades económicas actuales y la falta de cohesión regional siguen haciendo que las alianzas externas resulten tentadoras para muchos gobiernos.

En este escenario, la prioridad debe ser el control de los recursos estratégicos en beneficio de nuestros pueblos. La integración y el fortalecimiento de políticas comunes ofrecen una vía efectiva para evitar quedar nuevamente atrapados en el ciclo de dependencia y extractivismo extranjero. Solo mediante una defensa férrea de la soberanía económica y el desarrollo autónomo es posible evitar caer en el tablero de poder de las grandes potencias y sus industrias.


Luis Gotte

@luisgotte