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Política de confrontación o modelo argentino para el S.XXI

En el escenario político actual de Argentina, las declaraciones de las principales figuras políticas evidencian un espectáculo de confrontación que, lejos de apuntar a la solución de los problemas nacionales, reproduce una lógica circular de antagonismos personalistas.

25/10/2024

Por Luis Gotte

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En el escenario político actual de Argentina, las declaraciones de figuras como Mauricio Macri, Javier Milei, Cristina Fernández de Kirchner, Victoria Villarroel y Axel Kicillof evidencian un espectáculo de confrontación que, lejos de apuntar a la solución de los problemas nacionales, reproduce una lógica circular de antagonismos personalistas. Estos líderes, pretendiendo encarnar la defensa de los intereses de la patria, construyen un relato casi profético, presentándose como únicos capaces de comprender una supuesta "ciencia" política esotérica, accesible solo para una élite de “iniciados” que son, precisamente, ellos mismos. Sin embargo, su discurso se reduce a un libreto predecible, basado en una confrontación maniquea que perpetúa la polarización y debilita las bases de una verdadera política nacional.

Estos actores, más que innovadores, operan en un modelo de retroalimentación mutua, empleando un lenguaje beligerante y estrategias divisivas que buscan mantener el statu quo mediante el conflicto constante. En esta dinámica, se recurre a lo que podríamos denominar “agentes de infiltración discursiva” o “burritos de Troya” que, al introducir temas conflictivos o figuras centralizantes, distraen la atención del electorado y fragmentan internamente cualquier intento de unidad. El resultado es un clima político en el cual el pueblo se ve atrapado en una falsa dicotomía que obstruye el surgimiento de propuestas transformadoras y de una nueva generación de ideas que orienten hacia un modelo de Comunidad Organizada.

Es imperativo, entonces, trascender esta lógica polarizante y renunciar a los esquemas de enfrentamiento que estos "falsos profetas" promueven. La construcción de una Nación justa, libre y soberana demanda un Modelo Argentino para el Proyecto Nacional del S.XXI, basado en la integración de voluntades, la justicia social y el desarrollo nacional independiente y soberano. Nuestra realidad no debe jugarse en un tablero controlado por intereses globalistas, ni liberales ni socialdemócratas, sino en un proyecto genuino que articule la unidad del pueblo y el protagonismo de cada uno de nosotros. Solo así podremos dejar de participar en este juego que perpetúa el colonialismo y avanzar hacia un porvenir de auténtica organización y desarrollo nacional.


Luis Gotte

@luisgotte