COLUMNISTAS
El partido justicialista cosificado: ¿Por qué no hay internas?
Desde el primer momento, quedó claro: el kirchnerismo nunca tuvo la intención de abrir internas dentro del Partido Justicialista.
27/10/2024
Por Luis Gotte
Desde el primer momento, quedó claro: el kirchnerismo nunca tuvo la intención de abrir internas dentro del Partido Justicialista. No quieren arriesgar la figura de Cristina Fernández Vda. de Kirchner, quien, tras de su malogrado paso como vicepresidenta, parece no estar dispuesta a someterse a una elección interna. Pero no es solo que el kirchnerismo no se atreva a exponerse; es que el globalismo no puede permitir tal riesgo.
La historia reciente refuerza esta teoría. Todo comenzó en julio de 2003 cuando Néstor Kirchner, ya como presidente, fue llamado a Londres por Tony Blair para lanzar la Internacional Progresista, un dispositivo del globalismo posmoderno. En ese acto, Kirchner alineó al país con una corriente “progresista” ajena al pensamiento nacional y, aún más, al legado justicialista de Juan Perón. A partir de entonces, el PJ comenzó a transformarse en una herramienta del Grupo de Puebla y del ideario que propulsaban Laclau y Mouffe. ¿Por qué elegir al PJ? Porque cuenta con una Unidad Básica en cada pueblo de Argentina; es el vehículo perfecto para ideologizar a las nuevas generaciones y consolidar un relato.
Cristina y sus aliados, en vez de fortalecer la Doctrina y el espíritu movimientista, optaron por la sumisión ideológica. Así, se fueron designando figuras sin carácter, individuos subordinados al aparato kirchnerista y al globalismo para presidir el PJ tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires. Personajes como Gioja, servil a los intereses de la minera Barrick Gold, o Alberto Fernández, sin una dirección política clara y con serios problemas de salud mental, son evidencia de este debilitamiento. En 2008, Cristina había intentado afiliar al PJ a la Internacional Socialista junto a Raúl Alfonsín, y luego fundó Unidad Ciudadana, un reflejo del partido español PODEMOS, cuyos dirigentes enfrentan procesos por corrupción. ¿Quién hubiera imaginado que el PJ, otrora emblema de la resistencia popular, terminaría buscando alinearse con ese sector del radicalismo que siempre miró hacia Europa?
Han pasado dos décadas, y en este tiempo el PJ ha ido perdiendo su identidad, permitiendo el surgimiento de nuevos partidos y frentes que intentan mantener el legado doctrinario y el espíritu movimientista de Perón. Estamos viendo la primera etapa de un plan que culminará con la conversión del Partido Justicialista en una estructura institucionalizada, funcional a la socialdemocracia europea y convertida en instrumento de subordinación colonial. Cristina, en esta última etapa de su carrera política, busca transformar al PJ en un partido de centroizquierda, ajeno al peronismo original y sin verdadera representación del pueblo trabajador y el sentimiento nacional.
La reciente negativa a permitir una interna con Quintela es la señal de que el globalismo no tolera una fuerza popular y autónoma en el país. Quintela, al no encajar en esta estructura, genera incertidumbre en el oficialismo kirchnerista. Saben que, si él liderara el PJ, no sería el candidato en 2027. Peor aún, en el proceso, podría surgir alguien que logre reconducir al peronismo hacia sus raíces. La respuesta del globalismo fue simple: impedir las internas.
Con el peronismo reducido a una caricatura ideologizada y cosificada, desconectada del sentir nacional y sin la posibilidad de definir su conducción a través del voto interno, el PJ se convierte en un instrumento de dependencia extranjera. Pero la historia nos ha enseñado algo: el pueblo peronista, tarde o temprano, reconoce lo que es suyo y sabe cuándo es el momento de recuperar lo que le pertenece. Porque la fuerza de un pueblo no se construye en la sumisión, sino en el fortalecimiento de su voluntad y en la libertad de decidir.
Luis Gotte