COLUMNISTAS
Rodolfo Kusch, el pensador del profundo americano
Recordar el nacimiento de Rodolfo Kusch no es simplemente rendir homenaje a un gran filósofo, sino abrir una puerta a lo más hondo de nuestra identidad americana.
27/06/2025
Por Luis Gotte

Recordar el nacimiento de Rodolfo Kusch no es simplemente rendir homenaje a un gran filósofo, sino abrir una puerta a lo más hondo de nuestra identidad americana. Nacido el 25 de junio de 1922, Kusch fue más que un académico: fue un explorador del alma colectiva de los pueblos precolombinos, del barro, del sufrimiento y la esperanza que habita en el “estar siendo” de América Hispana.
Durante la dictadura de 1955 se instala un clima de represión política y la campaña contra intelectuales del ministro fascista Atilio dell Oro Maini -de la revolución de Rojas-Aramburu-, fue perseguido y censurado. Tras ser encarcelado por motivos políticos debido a su militancia en el peronismo se exilia en Bolivia y posteriormente en Perú.
Mientras otros repetían fórmulas europeas o esquemas importados, Kusch eligió el camino inverso: bajar al pueblo, al lenguaje cotidiano, al mito y al rito. Su filosofía no se escribió desde las aulas universitarias, sino desde las calles de La Paz y los cerros de Maimará. Allí encontró, no una carencia, sino una sabiduría vital, una forma de estar en el mundo que resiste la lógica del tener.
Kusch nos enseñó que en el “estar” del campesino andino, en su modo de convivir con la tierra, los ciclos, la comunidad y el misterio, hay una potencia política y filosófica que Occidente no comprende. Fue uno de los primeros en pensar desde nuestra América profunda, desde su hedor, sin vergüenza ni acomplejamiento, con la convicción de que lo popular no es lo atrasado, sino lo verdadero.
Hoy, cuando la cultura globalizante pretende homogeneizar nuestras almas, su voz resuena con más fuerza. Nos interpela a pensar desde lo propio, a dejar de ser colonias mentales, a redescubrir el valor del estar siendo como forma de resistencia y de creación colectiva.
En cada comunidad que aún se sienta frente al fogón, en cada gesto solidario que resiste al egoísmo moderno, en cada palabra que nace del silencio de los cerros, vive el pensamiento de Kusch.